jueves, 30 de julio de 2009

26. Winchester .22

Unos días después de la mala noche del 25 de Mayo, Minorini Lima, viene a visitarme a la enfermería como lo hacía habitualmente. Charlando de bueyes perdidos, empezamos a hablar sobre como había sucedido la herida. Cuando empiezo a describir lo hecho, menciono que había salido con el Winchester. 22 en la mano y que lo había soltado al sentir el impacto.
-¿Qué tenías en la mano?
- El Winchester.
-¿¡El Winchester 22?!!
- Si, ¿por?
- Mejor, ni te cuento
- Contame, Oscar.
- Un bombazo cayó en el baño del pasillo, encontramos el Winchester pero no sabíamos que había pasado con él. Está partido a la altura de la recámara con el tubo cañón doblado a 90º, el tubo del cargador explotado. Por lo que me contás el rifle te salvó la vida.

Como primera medida, mientras estábamos en vigilia en el cuarto contiguo a la radio, estaba con esa duda habitual, voy o no voy al baño. Al límite de ir. No fui. Luego empezó el ataque. Zafé de una.

La pared del tubo cañón de un Winchester 22 es gruesa, muy gruesa, no quise, no quiero, ni querré pensar que hubiera pasado si no llevaba el rifle en la mano. Zafé de otra.

La esquirla del cañonazo naval inglés me fracturó el tercer metacarpiano de la mano izquierda, la falangeta del dedo mayor de la misma mano, tuve cortes y quemaduras en el dedo anular izquierdo, la mano llena de esquirlas metálicas y de madera. También me fisuró el 2do metacarpiano de la mano derecha, por eso no tenía pinza con esa mano.

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