jueves, 30 de julio de 2009

25. Especialidad médica y lógica militar

Noche temprana o tarde oscura en el final del otoño malvinense. Reunidos en la enfermería charlando, enfermos, heridos, médicos y enfermeros. Un momento de relax, charlando de ovejas perdidas, ya que bueyes en las islas, no le hay.

Entre nosotros, el Negro Edgardo Acosta, tucumano de buena cepa, con ese ritmo tranquilo de los norteños, que tan bien contribuye en momentos de crisis. No confundir ritmo tranquilo con parálisis, no, nada que ver. Manejo seguro, pausado y sobre todo, firme. Fines de los 70, principios de los 80, muchos médicos conocidos se incorporaron a las filas de las FF.AA. para conseguir un ingreso que, de otro modo, no se conseguía fácilmente. El Negro se había incorporado a la Armada con el grado de Teniente de Fragata. En el medio de la charla, le pregunto al Negro:
- Che, Negro y vos, ¿qué especialidad tenés?
- Na, no importa.
- Dale, Negro, decinos
- Bueno, dice "yo soy médico de la Aviación Naval"
- Ajá. ¿Entonces?
- Hice el curso de medicina aeronáutica en la Armada.
- Todo bien, Negro pero después de la Facultad, ¿hiciste residencia?
- Siii, hice.
- Bien, y ¿en qué?
- Na, no importa.
- Dale Negro ¿qué sos?
- Ginecólogo y obstetra.

Hubo que aguantar el estruendo de las carcajadas de los presentes.

El Teniente de Fragata Médico Don Edgardo Acosta era el más moderno de guardia en el Hospital Naval de Pto. Belgrano. Le dieron un bolso de equipo y allá fue en el Bahía Buen Suceso a navegar las frías aguas del Atlántico Sur. Un compañero le llevó el coche a la mujer, al día siguiente con la novedad que su marido estaba navegando

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