jueves, 23 de julio de 2009

13. Fox Bay East


16 de mayo, día largo, muy largo. De los duraznos con dulce de leche del mediodía en la cámara, a náufragos shockeados por la noche.
Ya de noche, muy de noche, llegamos a Fox. Del Forrest pasamos al Buen Suceso, en la más profunda oscuridad. Del Suceso a un muelle de madera que no da ni para una lancha colectiva.
Frío, incertidumbre, desconocimiento, desamparo. Esa sensación de angustia de lo ignorado. Mientras bajamos a tierra, dan alarma gris, bombardeo naval. Correr hacia donde nos indican para meternos en un galpón. Galpón semicilíndrico, cuyas chapas no llegan hasta el suelo sino que deja unos 40 cm para que ventile. Montañas de pasto, gente del Buen Suceso viviendo ahí.
No entendíamos donde estábamos. Nos vamos acomodando por grupos, tratando de ver como hacemos. No podíamos parar el viento. Algunos se meten debajo de un tractor. Tratamos de hacer el menor ruido posible.
La oscuridad amplifica por cinco cualquier dificultad. No conocés, no estás acostumbrado a moverte sin luz, por eso no sabés como moverte, ni ubicarte. Las frazadas están mojadas por la condensación del atardecer en navegación. De alguna manera nos acomodamos, Raúl y yo, cerca de 0,1 ton cada uno. Dos frazadas, pantalon de gimnasia, pantalon de fajina, camiseta, camisa, sweater, dos camperas, gorro, borceguíes, dos pares de medias. Así y todo, hacía frío, el miedo enfría. Lo vemos al flaco Appendino, 1er of. de Cubierta, flaco, muerto congelado por el frío. Lo pusimos entre medio de los dos. Flaco vos metete entre los dos porque te vas a congelar. No dormimos, habremos dormitado, no se. Noche larga, sobre todo porque en otoño amanece más tarde.
¿Dónde estamos?¿Cómo nos organizamos?
La vida del marino es distinta a la del combatiente en tierra. Pasamos de la comodidad a la intemperie. De la abundancia a la escasez. Recuerden que éramos civiles en nuestra burbuja, en el teatro de operaciones, pero civiles al fin. Repentinamente, entramos en plena guerra. ¿Y ahora? ¿Cómo sigue?

12. Malas noticias

El día 16 de mayo, mientras nos atacaban, el "Forrest" rescataba a dos náufragos del Isla de los Estados. Ve el ataque, informa a Puerto Argentino y nos vienen a buscar.
Una vez embarcados, nos encontramos con el Colorado Payarola, CC, Cte militar del buque.
Se había salvado junto con un marinero, López, gallego, para variar.
Cuando me toca el turno de estar adentro, escucho su relato. Espero que la memoria no me falle y no me equivoque en algo.
Nos cuenta:
Una vez que los dejamos, nos dirigimos hacia el Norte, buque oscurecido totalmente, sin radar, ni nada. Sentimos cañonazos y luego nos impactan, 5 proyectiles, la andanada completa. Ahí es cuando se escucha por el VHF" Díganle a los nuestros que somos nosotros".
Se encontraba en el puente con Panigadis, Bottaro y López. Aturdido, se recupera, los levanta a los otros tres, ya con el buque tumbado hacia una banda, mientras se hunde entre el fuego del combustible y sus explosiones.
Terminan caminando por la banda del buque, se encuentran con el Mayordomo del buque, quien se dirige hacia la cubierta del buque, mientras que ellos se van hacia el fondo del casco.
Ve un par de balsas salvavidas ya infladas y se tira al agua para acercarlas, toma una, la acerca y sube a los otros tres náufragos a la misma. No lo ven más al Mayordomo. Ve que se desinfla, se tira nuevamente al agua, recuerden que eso fue a eso de las 23 hs., nada hasta la otra balsa, acerca ambas balsas y los traspasa a la otra balsa que está sana.
Mientras la corriente se los lleva hacia el sur con velocidad, estaban al Norte de la Isla Swan, y empiezan a acercarse a ella, lejos de su costa. Empiezan a evaluar que se tienen que tirar a nadar para poder llegar a la isla, de otro modo, la corriente los va a llevar hacia mar abierto, con escasas posibilidades de rescate y supervivencia.
Panigadis se tira antes de tiempo, no lo pueden impedir, los otros tres, Payarola, Bottaro y López, después.
López, escasamente sabía flotar, entre Bottaro y Payarola lo van alentando y llevando hacia la costa. Estiman haber nadado no menos de una hora. cuando hacen pie en la playa, Bottaro sufre un infarto y muere. Los dos sobrevivientes, toman el cadáver y lo llevan con ellos. Encuentran un refugio de los que suelen existir en las islas, armados por los kelpers, para contingencias de temporal. En él encuentran, alimentos, turba, abrigo, fósforos.
Hicieron señales, hacia donde estaba el Carcarañá, pero no los vimos.
Los encuentra el Forrest, 6 días después de su hundimiento, además, encontraron el torso del mayordomo.
Otro duro golpe en ese domingo 16. Muchos amigos se fueron, Novoa,Benzo, el Flaco Cuevas, el Cabo Varas.
A Bottaro lo enterramos en Fox.

11. Desembarco en Puerto Rey, Isla Soledad


Acá desembarcados, antes de que el Forrest nos llevara a Bahía Fox.












El Río Carcarañá fondeado luego del ataque de los Harriers

















Haciendo el pasamanos descargando los botes.















Mario Appendino, 1er of cubierta, Duarte, mozo; Sergio Dorrego, 2do of. cubierta, el resto no distingo.

10. Fotos del Rìo Carcarañá luego del ataque

Este es el camarote del 3er oficial de máquinas, Mauricio Balín, quien tomó las fotos.


Este era mi camarote, el del 1er oficial de Radio, en la cubierta del puente de mando del Río Carcarañá.

09. Duraznos con dulce de leche

Domingo 16 de mayo. A bordo, muchos tripulantes de los buques argentinos, sabían que día de la semana era gracias al menú. ELMA, Empresa Líneas Marítimas Argentinas, sociedad del Estado, heredera de la vieja tradición de los buques de pasaje, mantenía las costumbres administrativas de las viejas Flota Mercante del Estado (FME) siempre conocida como Flota y de la Flota de Navegación de Ultramar, de Alberto Dodero, luego nacionalizada, conocida como FANU.
ELMA se forma a principios de la década del '60, y en los años 80 quedaban muchos tripulantes, en especial oficiales que provenían de una u otra. Marcaba diferencias, sobre todo en los relatos de sobremesa, que si había alguno con chispa, eran muy reconfortantes y divertidos.

Bueno, el caso es que martes y jueves, pastas; viernes, pizza; sábado en navegación franca lejos de la costa, asado a la noche; domingo al mediodía, pasta pero casera, amasada en el momento. El domingo, como día festivo, los buenos Comisarios procuraban que hubiese algún postre y no la habitual fruta. Santiago Tettamanzi es de esos Comisarios.

Durante la mañana, siento un ruido muy fuerte de aviones, enjaulado en la radio, no sabía que había pasado. Pregunto, dos o tres aviones pasaron encima nuestro, ¿propios o de ellos? Nadie sabía o nadie dijo.
A las 1200 me releva Raúl, me voy a almorzar, como algo rico, los cocineros eran muy buenos. Postre, duraznos en almíbar con dulce de leche. El dulce de leche era un producto que se negociaba en el mercado negro de a bordo. Corta sobremesa, y a dormir un rato. Aclaro que soy famoso por dormirme en cualquier situación y esto significa, un viernes a la noche, sentado a la mesa con 6 matrimonios de origen italiano a los grito;, en un sofá cerca de la mesa, en una reunión de Gerencia, escondiéndome del Gerente principal; en la oficina, sentado metiendo la cabeza entre la ropa del perchero, en el coche de acompañante, en fin, en cualquier momento que así lo justifique. Unos 10-15 minutos y adelante, tiro lo que resta de la noche.

Estoy en la cama, abro los ojos y me tiro por la escalera, mientras me cruzo con un montón de gente rajando del puente y yendo todos al inicio de la escalera.
Dos o tres Harriers, supongo que dos, nos atacan. El ruido de los impactos de los proyectiles contra la chapa naval, el ruido de los aviones, las bombas que explotan. Los esfínteres que empiezan a evacuar gases instintivamente, apilados, los 40 tripulantes en ese lugar, el miedo presente en el rostro de cada uno, dándonos cuenta de lo terrible del ataque y, siempre, con esa certeza de que no podés hacer nada para defenderte.

Pasa el ataque, ninguno estaba herido y empezamos a ver los daños, los proyectiles todavía estaban humeantes en el piso, algunos todavía dando vueltas. El olor de la pólvora, la desesperación de ver todo destruido, ver que pasa.

Se relevan los daños, todos los elementos de salvaguardia léase lancha, bote y balsas de la banda del sol, estribor, destruidos. Solo nos queda la mitad de los elementos sobre babor. Es mejor abandonar, ir hasta la costa y ver después como hacemos.
Mi cama partida al medio, la puerta del baño destrozada, en el placard la ropa colgada, rota. Me lo contaron, no me animé a verlo, miedo, terror, no sé como describirlo.


Voy primero al bote (por el miedo) bajo en él para destrabar las trincas de la pluma mientras lo mantenemos amarrado. Empezamos a acomodar todo lo que se podía. El caso es que nos vamos para tierra, a unas dos millas. Las fotos las sacó el gordo Balín, (están en imágenes los links). Mientras estamos en navegación vuelven dos aviones, los saludamos, distinguí al piloto con su caso y mascarilla, venían bien rasantes. ¿Nos atacarán? Por suerte, no. Cuando recordé las marcas de los aviones, por suerte después, me percaté que habían sido ingleses.
Llegamos a la costa, medio rocosa, casi como un muelle, con kelpers, los verdaderos, las algas. Desembarcamos, hacemos un pasamanos, nos sacamos los salvavidas, los amontonamos en otro lugar.
Antes de abandonar, nos comunicamos con Perdiguera, vestido de referee. Estaban enfrente nuestro en isla Swan, habían encontrado náufragos del Isla de los Estados.
Nos vienen a buscar, les decimos que mejor mañana. "Mañana no sé dónde ni como vamos a estar, me dieron la orden de llevarlos a Fox, Señor.", dijo Molini.
Vuelta a juntar todo, la lancha y el bote salvavidas a remolque, creo que la balsa, en cubierta. No había lugar para todos adentro. Así que nos turnábamos para estar afuera y un rato adentro. Ya era de noche. Miedo, frío, incertidumbre, maldita incertidumbre.
Empezaba otra etapa de la guerra.

En un momento, el Flaco Zenobi, el Jefe de Máquinas, lo mira a Santiago y le dice:
-Che, Santiago.
_ ¿Si?
- Suerte que de postre fueron duraznos con dulce de leche, que si servías frutillas con crema nos matan a todos.

Gracias a Dios, siempre hay alguien con buen ánimo.

08. 10 de mayo, día triste

Unos días antes nos dan como nombre clave, Pilote. Mala fariña, si nos pusieron Pilote, por más que terminemos de descargar, de acá nos mueve ni Mambrú, y como se fue a la guerra... sonamos.
Nosotros, mercantes, en movimiento, navegando o en casa.
El ARA Isla de los Estados se lleva lo último que nos queda, es un poco una despedida, quien sabe para donde irán ellos y nosotros. En realidad, estábamos expectantes para volver al continente, aunque el tema de Pilote, en mi fuero interno cortaba muchas esperanzas.
En la última carga se alijó el Yarará, 24 ton, más de 20 ton, seguro. Maniobra complicada, hay que hacerla lentamente con cuidado. eso de colgar semejante peso de algo que flota por más grande que sea, tiene sus complicaciones. Vehículos de FAA, se van los pasajeros que vinieron con la carga, el Cabo Varas de FAA, el Cap EA Novoa y Sgto Ay EA Benzo. Después de cena, zarpan y se van hacia el norte por el Estrecho de San Carlos.
Me voy a descansar, a las 0400 hay que tomar guardia, y se hace larga la noche que se transforma en día. Entre sueños, escucho idas y venidas ruidos, bolonqui. Me quedo en la cama, si me necesitan, me llaman y si no me necesitan, veré que pasó luego. Puede sonar duro, pero para eso nos turnamos, más siendo dos, necesitamos descansar en la medida que se pueda, así el otro puede descansar en su momento.
Me levanto a las 0400, camino los tres metros desde mi camarote hasta la radio, de estribor, a la derecha mirando la proa, a babor, la otra banda (costado), la de la izquierda.
Buen día, Raúl, ¿qué pasó?
¿No sentiste?, si sentí pero si no me llamabas es porque no me necesitabas.
" A las 2300 atacaron al Isla de los Estados. Por el VHF, lo escuchamos al Colorado Payarola gritando, Díganle a los nuestros que somos nosotros, díganle a los nuestros que somos nosotros". Después de eso nada más.
Nadie supo nada más del Isla de los Estados, el Forrest salió a buscarlos por las islas del Estrecho.
No sabíamos que había pasado.

FAA: Fuerza Aérea
EA: Ejército Argentino
Cap: Capitán
Sgto Ay: Sgto Ayudante

07. Agradecimiento

Mal que mal, eramos argentinos por nacimiento y por residencia, la tripulación era variopinta, pero civiles al fin. En uno de los alijes*, viene un Mayor de Ejército con los soldados para la descarga de víveres para los correntinos que estaban en Yapeyú, Pto Howard, sobre la costa de Gran Malvina. Si mal no recuerdo, el Mayor Sturm. Flaco, alto, serio, pero muy buen talante, un gusto compartir con él.
Los soldados estaban comiendo en la cubierta de pasaje y la tripulación descargando al Forrest o al Monsunen. El 1º de cubierta de guinchero, el Capitán de Corbeta Robelo de gango, el que dirige al guinchero cuando este no ve donde está la carga, el Capi en bodega, junto con otros tripulantes, armando los chinguillos con la mercadería para aprovisionar a nuestra gente.
Sturm viene a comer a la cámara de oficiales y pregunta si alguien tiene algún libro, porque necesitaba leer algo. Lo llevo para mi camarote donde siempre tenía una biblioteca conmigo. Se lleva Juanamanuela Mucha mujer. Muy agradecido, va recorre el buque y al rato vuelve a la cámara.
Nos mira y nos dice: "Quiero agradecerles a Uds por el trabajo que están haciendo. La guerra no es el trabajo de Uds., son civiles y están aquí ayudándonos. No tienen idea el valor que tiene para nosotros lo que están haciendo. Quiero agradecerles en nombre de mi gente y en el mío, personal."
La verdad que fue uno de los pocos agradecimientos que recibí en mucho tiempo por lo que hicimos. Nos hizo mucho bien.
Me gustaría encontrarme con Sturm, ¿alguien sabrá algo de él?
Un abrazo.

Pancho

*Alije es la tarea de traspasar carga de un buque a otro, ambos fondeados en una bahía o rada, porque el buque que trae la carga no puede entrar a su destino, la operación inversa es top of, completar la carga porque el buque no puede zarpar de puerto de origen con su carga completa por profundidad insuficiente.
CC Capitán de Corbeta

06. Perdiguera se viste de referee.

El Forrest era un barco chico de la FIC, casco rojo, superestructura blanca. Rojo y blanco es una de las combinaciones de colores de mayor visibilidad, junto con el negro y amarillo. Razonable para un buque de cabotaje en las islas, en tiempo de paz, no en tiempo de guerra. Su comandante durante el conflicto fue el entonces TN Molini.
Escuchado en alguna frecuencia:
El nombre en clave de la estación de radio de la ARA en Pto. Argentino, llamemoslo, Pirulo.
-Atento, Pirulo, aquí Perdiguera. La voz de Molini fuerte y clara.
- Adelante, Perdiguera.
-Para informar que Perdiguera deja la camiseta de Independiente para vestirse de referee.
-Perdiguera aquí Pirulo, repita mensaje.
- Repito, Pirulo. Perdiguera deja la camiseta de Independiente para vestirse de referee.
- No entiendo Perdiguera, repita.
-Repito, repito (levantando presión), Perdiguera, Perdiguera, deja la camiseta de Independiente para ponerse la de referee.
- Negativo, Perdiguera, no entiendo.
- ¡QUE LO PINTAMOS DE NEGRO, PINTAMOS DE NEGRO EL CASCO! (A los gritos, e imaginando todo el rosario de improperios que podría estar profiriendo, sabiamente, el TN Molini)

05. 2 de mayo y sucesivos

Noche larga, miedo, incertidumbre, el famoso "¿Qué corno hago acá si podría estar en casa tranquilo? No se confundan entre la posibilidad de poder responder a un ataque, a la de no tener ninguna posibilidad de respuesta. Es total y completamente, diferente, aunque no lo parezca.

Fondeados frente a Bahía Fox, estuvimos un par de días descargando tambores de combustible al Forrest, al Isla de los Estados y al Monsunen.
En el Isla de los Estados estaba el Flaco Cuevas, Alejandro, maquinista naval, compañero de promoción. Otro tipo increible. Una anécdota que lo pinta fue cuando éramos cadetes. Época de exámenes, el régimen de la Escuela hace que te sientas aún en el secundario, aunque haya muchos otros signos que deberían ser suficientes para darte cuenta que no es así.
Cazadores furtivos hay en todas partes y ni que hablar en la Escuela Nacional de "Náufragos"/Náutica. Uno de estos días de exámenes, alguno de los cazadores furtivos se encontró "inexplicablemente" con el cuestionario de uno de los posibles exámenes, o eso suponemos, porque al sospechar un Oficial de alguna tramoya en danza, alguien le pasa el papel al Flaco Cuevas. "Cuevas, ¿qué tiene en la mano?" "Nada, señor",le responde mientras hábilmente acerca su mano a la boca, mastica y traga rápidamente el objeto en cuestión. A falta de pruebas, no hubo delito.

Bien sigamos, el Flaco venía siempre al buque, en realidad, de algún modo el Carcarañá hacía de refugio y spa de todo aquel que pudiera venir, Santiago administraba maravillosamente la comida y la habitabilidad en una situación más que traumática, dándo alivio a todos. Sencillo, callado pero muy efectivo, una maravilla navegar con él.
Así que las tripulaciones de los otros barcos se quedaban a comer con nosotros, se bañaban tranquilos, ya que las comodidades que teníamos eran muy superiores a las propias.
En uno de esos alijes, el flaco me confiesa que estaba cansado, medio desanimado," ni siquiera hice la bolsa de supervivencia", No jodas, Ale, hacela.
No le hubiese servido de mucho, Lamentablemente.

Llega la orden de desplazarnos a otro lugar, así que había que meterse en el Estrecho de San Carlos a "escondernos" o por lo menos salir de Bahía Fox que era un punto sino caliente, en ese momento, por lo menos era algo más que tibio.

La navegación en aguas restringidas es complicada, más si no tenés cartas adecuadas para tal hecho. Tampoco tenés certeza de los sondajes (profundidades), ni localización exacta de posibles piedras que te pueden abrir el fondo como si fuera un bisturí. El Capi (no siempre les gusta que los llamemos así, pero fueron, son y serán siempre para la masa barquer bien civil y más mercante, el Capi) se puso a ampliar la carta al tamaño de escala para trabajar con navegación costera como si fuera un cuarterón. Dell'Elicine, náuticamente, era muy bueno.Dibujó el cuarterón, lo referenció y allá nos fuimos a fondear a Puerto Rey, meta marcaciones, rumbos, nerviosismo, gente en proa lista a fondear y todos expectantes para que el Capi nos llevara a buen puerto y así fue.
El pronóstico vino de culo, pesto y fuerte, el inconveniente que existe con el buque fondeado en una situación tal es que el ancla garree (garrear, acción en la que el ancla del buque debería quedarse quieta agarrada en el fondo, pero no se percata de tal hecho y recorre el fondo del mar arándolo con la posibilidad cierta de quedarte agarrado con el buque arriba de una piedra.
Mal pronóstico, temporal, máquina a 5 minutos. Eso significa que los maquinistas necesitan solo 5 minutos para salir navegando. Terrible temporal, el Capi se pasó toda la noche en el puente con la máquina funcionando, "navegando" en el mismo sitio para que el viento no nos tirase contra la costa. Era como estar navegando pero siempre en el mismo lugar.
La guardia en la radio de 0400 a 1200 es larga, la radio con el mínimo de luz necesario, por suerte siempre venía alguno a hacer compañía a la estación de radio, el TF Verón, el Negro, el Cap EA Marcelo Novoa, Sgto Ay Benzo. durante el día es más fácil, pero la noche es larga.
Seguimos con los alijes, viene Perdiguera (Forrest), el Monsunen con el TN Gopcevich, el Isla de los Estados con el Colorado Payarola, traen noticias, charlamos, comentamos, compartimos. Les damos alojamiento para bañarse, comparten la mesa con nosotros, se va generando camaradería.