El año pasado, un compañero de trabajo me hizo esta pregunta. Esta fue mi respuesta, la comparto con todos Uds., total no son muchos:
¡Qué pregunta! Para algunos es difícil, no saben que hacer.
Es muy fácil.
Se dice y se hace lo que se siente. Nada más.
Puede ser un discurso, un gracias, un abrazo o un apretón de manos en silencio.
Hay una sola condición: lo que fuere, que sea sincero, que sea de corazón.
Ya nos quisieron vapulear, ya nos quisieron, y nos quieren, ningunear, quisieron que seamos víctimas.
Nos dicen a todos héroes. Cada uno sabe si lo es, o si lo que hizo puede ser considerado como heroico, pese a que en su fuero interno, uno bien sabe que pudo haber sido desesperación, inconciencia. resignación a morir, matando o ayudando, o rajando para el lado equivocado y... había que salir del brete, como fuere. Mucho trabajo medular, poco cerebro.
Lo que sin duda es satisfactorio, es saber si pudimos manejar el miedo atroz que uno tenía.
De ahí surge el honor que nos concedemos a nosotros mismos.
Nos gusta que nos consideren. No, que nos halaguen vacuamente, que nos reconozcan pero que no nos ensalcen.
Es así de sencillo.
Que aunque sea por un ratito, pensemos que todo, no fue tan inútil. Sabemos que, una vez muertos, formaremos parte de la historia. Queremos, mientras estamos vivos, formar parte real de la memoria de la Nación.
Gracias.
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Buen día, encontré su blog leyendo el foro de zonamilitar (soy "3 de oro") y durante muchos años (tengo 29) me hice la misma pregunta, y cuando era chico y viajaba con mi viejo en bondi, los "ayudabamos" con algun austral, ya de adolescente, con algunos pesos... (todavía tengo algunos calcos en la casa de mis viejos) pero nunca me atrevía a mirarlos a la cara o a decirles algo... sentía mucha impotencia y cada vez que veía algo relacionado a la guerra, se me hacía un nudo en la garganta. Hace uno o dos años, maduré la idea y comencé a leer, a informarme, a conocerlos, a "desmalvinizarme" y a sacarme de la cabeza la imagen que nos impuso la BBC de Londres de los correntinos muertos de frío luego de la rendición (nunca aclararon que estuvieron 1 o 2 días a la intemperie), para imaginarme a esos mismos correntinos lanzando sapucays con cada disparo de artillería criollo; y poder transformar esa ignorancia en la que muchos aún hoy siguen inmersos, en orgullo, comprensión, alegría y hasta, porqué no, un poco de envidia... y hoy en día poder decirles con el pecho inflado simplemente "gracias", poder estrecharles la mano, invitarlos a casa a disfrutar de sus charlas, compañia, experiencias y hacerles saber que a pesar de todo, hay gente que no los olvida y que todo lo que hicieron (fuera mucho o poco) no fue en vano. Perdón por lo extenso, tendría que hacerme un blog... jaja. Gracias por permitirme expresarme, mejor sigo laburando antes que me echen... un fuerte abrazo.
ResponderEliminarVaya mi reconocimiento para todos los hombres jóvenes que fueron convocados. Ya a mi no me importa si esa guerra tuvo o no sentido. Ninguna lo tiene. Pero siento profunda admiración por quienes hicieron lo mejor que pudieron con los que le tocó.
ResponderEliminarEs cierto que ninguna guerra tiene sentido, después de sucedida, pero en ese momento, en ese instante todo tiene la lógica de lo posible y necesario. Como nada puro es útil, siempre hay que combinarlo con algo, hubieron críticas pero la realidad es que los que organizaron el candombe jamás pensaron que iban a tener esa reacción. El plan inicial era otro y el bslcón de la Rosada, lugar que debe tener una energía inimaginable, cambió el rumbo completamente y así fueron los resultados que no condijeron con el esfuerzo realizado por los que estuvimos allá.
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